How large is the carbon footprint of a race car driver? You may think of him as an environmental villain, but he is actually a hero. He is forcing the world into identifying and adopting more sustainable energy sources at a faster rate.
Month: December 2010
Universe
I Eat Meat
Lemons
The brass of the Titanic
September 2010
Yes, we are all polishing it. We are furiously passing our hands up and down the brass of the Titanic. It is the end of humanity what seems to be at stake, yet is the inevitable destiny. Yes, so little. What difference does it make to you? It is nothing worth carrying inside ones head. Therefore, life can should be good. Right?
Just try not to live by too many cheating people. Calling a team “Falcon Warriors” does not make its members more attune to air battle. I think the time to go has come. the bartender is looking at me with mean eyes. Maybe, it has been time to go for hours. Still, I am not interested in time or space at this very moment, on this very bar stool.
I am bored, at every level and in every sense. This is not the kind of fun I was promised. Not the one I thought about for years of swallowing souless work. We represent no difference. Selfishness is intragenerational. It knows no boundaries other than death. It is how we are wired. It is simply all we know…
Try to make me go
Sunny day, lonely drifters passing by. A junkie has arrived into town. I know he is a heroine junkie because I was one. Back in the day. Some most enjoyed, most underappreciated.
It was the hour that separates day and night. His neck full of needle holes, the arm dose no longer enough. He looked at the little store. Smiled. He was suddenly home again…
Une Cigarette Avec Madame Troboa
Madame Troboa nació en 1970, de acuerdo a lo indicado en su lápida en el cementerio Pere Lachaise de Paris. La mencionada fuente registra el año de su muerte, 1994. Uno de los aspectos más llamativos de esa tumba es la foto en vida de su actual ocupante, Murcella Asskaria. Su imagen es la de una jovencita de enigmática sonrisa, a la vez triste y desafiante. Noté también una traviesa satisfacción, del tipo que caracteriza a las personas de espíritu rebelde; algo que me pareció francamente fascinante. No fue su foto lo único que me atrajo a esta tumba en particular, fuera de mi itinerario original de visitas. Sentado al lado de la misma, y murmurando para sí mismo, estaba un individuo de sucias rastas, barba desaseada y alrededor de 20 años de edad. Había puesto sobre la tumba recortes de algunas revistas y hojas de un árbol cercano, sostenidos con piedritas para evitar que se los llevara el viento. Me acerqué lentamente y me senté al lado opuesto del monumento procurando no hacer ruido. Las hojas estaban dispuestas de forma que se leía “JAH” y “LOVE”. Cuando finalmente noto mi presencia, me volteó a ver mientras se secaba rápidamente dos incipientes lágrimas que amenazaban por rodar sobre sus mejillas. Me miró fijamente a los ojos. En mi rudimentario francés, admitiendo mi origen y el español como lengua nativa, acerté a romper la incomodidad de la situación saludándolo como a un viejo conocido y preguntándole sobre la tumba. Se tomó un minuto que me pareció eterno tras escucharme con atención, suspiró y, sin demasiada convicción, empezó a contarme mezclando francés con español.
Por su parte, la familia utilizó dinero e influencias para minimizar el escándalo y darle pronto entierro al cuerpo. Sin embargo, amigos y donantes anónimos que conocían su obra aportaron los recursos, monetarios y políticos, para que fuera enterrada en Pere Lachaise, usualmente reservado para la clase más influyente de París. Alguno de ellos concluyó que habría de añadírsele una foto que reflejara la compleja personalidad de Murcella. Fue así como la enigmática expresión de su rostro quedó a la vista de cuanto turista aburrido de Morrison y curioso que ya había visitado a Wilde pasara cerca.
Mientras me contaba la historia, el joven extendió su brazo tatuado en dirección mía, con una botella de blanca champaña al extremo de la misma que resaltaba por contraste las sucias uñas de su mano, y me convido un trago. Bebí un sorbo sin limpiar la boquilla, algo que seguramente habría hecho en circunstancias distintas, resistiendo el pulcro impulso por el riesgo de ofenderlo. Él mismo bebió un trago cuando le regresé la botella. Hizo una pausa para tomar aire y continuó, al tiempo que sus ojos se cristalizaron sin que se permitiera derramar una lágrima más. Me contó que los huérfanos que atendía Murcella en su establecimiento escaparon del lugar tras su muerte.
Madame Troboa, como le llamaban sus niños, era vista por los huérfanos como una madre sustituta, en parte porque ella jamás inició un solo trámite encaminado a darlos en adopción. Se convirtió desde entonces en un ritual de los huérfanos parisinos, como él mismo, pasar por la tumba de Madame Troboa tras escapar de un orfanato o de su familia suplente. Van a pedirle protección, de la misma manera que los devotos de una religión harían con sus santos.
A juzgar por la emoción impregnada en sus palabras, el relator creía esta historia fielmente. No quise especular si era él uno de los huérfanos de Madame Troboa, o simplemente un indigente más que conocía la historia. Agradecí amablemente el trago de champaña, me puse de pie y me retiré en silencio tras una breve reverencia con la cabeza. Fue en ese momento que me miró como queriendo reconocerme por una fracción de segundo. Luego, sin decir más, volvió la vista nuevamente a la tumba y siguió murmurando lo que parecía un rezo para sí mismo.
Un viento frío empezó a soplar, al tiempo que el sol terminaba su camino cruzando la bóveda celeste. Ya era casi hora de cerrar. El personal de seguridad no tardaría en hacer sus rondas vespertinas en busca de turistas desorientados. Es increíble como los cementerios parecieran estar frecuentemente un par de grados más fríos que el resto de la ciudad, y ser al mismo tiempo tanto más cálidos… Al final, no somos todos huérfanos de Madame Troboa?
Es hora de buscar un café en los alrededores del cementerio. Habrá alguno donde ofrezcan cerveza negra y Welsh Rabbit? Espero encontrar uno en el que se permita fumar.